En este artículo vas a poder entender qué es dormir bien, y qué problemáticas se reconocen en la actualidad que constituyen un trastorno de ese dormir bien. También puedes encontrar cuáles son las técnicas actuales para evaluar y diagnosticar, y qué se puede hacer desde la psicología sanitaria.

Indice de contenidos

  1. Qué es dormir bien
  2. Evaluación y diagnóstico
  3. Trastornos del sueño
  4. ¿Qué se puede hacer desde la psicología?

 

1.- Qué es dormir bien

En esta sociedad en la que vivimos, cada vez es más frecuente tener problemas para dormir bien. Ahora bien, ¿Qué significa dormir bien? Dormir bien tiene que ver con tres cuestiones: conciliar el sueño, que ese sueño dure lo que necesitamos que dure, y que, además, se mantenga el tiempo suficiente para estar bien al día siguiente. Otro factor importante a tener en cuenta es cuándo se duerme: hay personas matutinas (los que se duermen tarde) y personas vespertinas (los que se levantan temprano).

Conciliar el sueño es el proceso de iniciar y entrar en el estado de sueño. Implica, por tanto, pasar de un estado de vigilia a un estado de sueño, para lo cual hay que experimentar una disminución gradual de la conciencia y de la actividad mental. En esta disminución gradual de la conciencia y de la actividad mental se produce un descenso de la temperatura corporal, una reducción de la actividad cerebral y relajación muscular. El sistema nervioso parasimpático toma el control.

Cuando hablamos de la duración del sueño, estamos hablando del número de horas que permanecemos dormidos, es decir, el número de horas que necesitamos para reparar y descansar, de cara a estar bien para el día siguiente. El tiempo ideal varía de persona a persona, distinguiéndose tres grandes tipos (patrones) en una persona adulta (Lira y Custodio, 2018):

1.- Corto: menos de cinco horas y media.

2.- Intermedio: entre siete y ocho horas.

3.- Largo: más de 9 horas al día.

Por último, cuando hablamos de mantenimiento del sueño, estamos hablando de no despertarnos durante ese período. No es lo mismo dormir 7 horas sin despertarse entre medias, que despertarse varias veces, aunque sea de manera leve.

2.- Evaluación y diagnóstico

Por tanto, cuando una persona tiene problemas para dormir bien, lo primero que es necesario saber es si tiene problemas para conciliar, para mantener o si los problemas son por el número de horas que puede dormir. Las causas y las posibles soluciones dependen mucho de esta primera identificación. Fuera de esta identificación, existen distintas pruebas para evaluar y diagnosticar los posibles problemas de sueño. Estas pruebas abarcan desde escalas y cuestionarios para responder, hasta pruebas fisiológicas como la polisomnografía, la actigrafía y los estudios de latencias múltiples del sueño. Hay que resaltar que, aunque existen las escalas y los cuestionarios, como hemos indicado, todavía no se consideran herramientas con validez suficiente para apoyarse en ellas a la hora de hacer un diagnóstico, pero sí aportan información importante que puede ayudar a complementar los resultados del resto de pruebas.

3.- Trastornos del sueño

En la actualidad, se siguen distintos manuales que permiten, a partir de los resultados de las pruebas realizadas, establecer un diagnóstico concreto. Entre estos manuales, destacaría el DSM-5 revisado, elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y la Clasificación internacional de trastornos del sueño, elaborada por la Asociación Americana de medicina del sueño.

Según esta última clasificación, los trastornos del sueño engloban las siguientes categorías:

Insomnio. Dificultad para conciliar y/o mantener el sueño. Se distinguen distintos tipos de insomnio, y también situaciones que, sin cumplir todos los criterios para insomnio, tienen que ver con alteraciones del tiempo de sueño, bien sea por exceso (tiempo excesivo en la cama), o bien sea por defecto (dormidor corto

Trastornos respiratorios del sueño. Son aquellas situaciones en las que se afecta la respiración de la persona que duerme. Dentro de estos trastornos se encuentran las apneas del sueño (bien obstructivas, bien centrales), las hipoventilaciones, hipoxemia, y síntomas aislados y variantes normales como pueden ser los ronquidos y la catatrenia.

Trastornos de hipersomnolencia central. Dentro de esta categoría se encuentran las narcolepsias (tipo 1 y tipo 2), las hipersomnias, el síndrome de KleineLevin, el síndrome de sueño insuficiente y también síntomas aislados y variantes normales como es el tiempo de sueño excesivo (dormidor largo).

Alteraciones del ritmo circadiano. Todos aquellos cambios que se producen en el ciclo natural de sueño-vigilia y sus patrones biológicos asociados. 

Parasomnias. Se denomina parasomnia a un grupo de trastornos caracterizados por eventos físicos o experiencias indeseables que pueden ocurrir al inicio, durante o al despertar del sueño, y que son diferentes en función de la fase del sueño en la cual ocurren, bien en fase REM, bien en fase no REM.

Trastornos del movimiento relacionados con el sueño. Son aquellas situaciones en las que las personas experimentan movimientos anormales durante el sueño. Puede afectar a los brazos, las piernas o los músculos. Se incluye aquí el bruxismo.

4.- ¿Qué se puede hacer desde la psicología?

Tanto la evaluación, como el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos del sueño, son actividades que deben implicar a varios profesionales. Desde la psicología, el aporte fundamental se encuentra tanto en la intervención terapéutica, como en la psicoeducación.

Se puede intervenir terapéuticamente en todas aquellas condiciones que estén asociadas a una problemática emocional y/o conductual de base, como puede ser la ansiedad, la depresión, los pensamientos obsesivos, las preocupaciones, rumiaciones, estrés postraumático, u otras. También se puede intervenir para ayudar a llevar mejor algún trastorno específico con causa médica, y por supuesto, es fundamental la psicoeducación, cuyo objetivo es que la persona entienda las bases fundamentales que pueden ayudarle a dormir mejor (fisiológicas, conductuales, biológicas, emocionales, cognitivas, ambientales, culturales y genéticas). Dentro de la psicoeducación, destaca especialmente el concepto de higiene del sueño. La higiene del sueño es un conjunto de prácticas, hábitos y técnicas que puede utilizar y seguir una persona en las horas previas a irse a dormir. Si te interesa conocer más sobre la higiene del sueño, puedes adquirir nuestro recurso sobre ella, aquí.

Mi carrito
El carrito está vacío.

Parece que aún no te has decidido.

Ir al contenido